
Si todo se hizo en forma extraoficial, no hay forma de saber si la documentación que eventualmente se presente está completa y es consistente. Todo se desarrolló al margen de los canales administrativos, no se sabe desde cuándo.¿Cuántos de los millones de pesos que se gastan en comida, supuestamente para morigerar la miseria, se quemaron o se destinaron a beneficiar el negocio porcino?

No ha desaparecido, por tanto, la necesidad Estatal de comprar comida, como tampoco las posibilidades de realización del negocio del hambre. Siguen las compras directas, con un agravante: la publicación de las adjudicaciones en el Boletín Oficial viene rezagada en por lo menos dos años, de modo que no es posible llevar fácilmente el seguimiento de las adquisiciones y poner al descubierto el negocio armado sobre la miseria de miles de catamarqueños e identificar a sus ideólogos, ejecutores y beneficiarios políticos y económicos. Siguen vigentes, en conclusión, los elementos que generan la sospecha, reactualizada por el incidente de los chanchos alimentados a costa del erario.